We live in tension. Tension between the first coming of Christ, and His return. Tension in a world that hopes for things to be made right, but that still sees how glaringly things have gone wrong. We live and struggle in this place.

As we enter the Advent season, that struggle and longing becomes something that we meditate on, and in this first week of the Advent season we center our thoughts around hope.

Hope that the promises He has made to us will come true. Hope that there are better days ahead. Hope that in the end He wins and not our painful circumstances. This season, I am learning much about hope from several brave women.

The women that work in our Free The Girls microenterprise have made choices based on hope. They have decided that the abuse and exploitation of their pasts will not be their defining moments. They have decided to live and walk in hope, and hope is what they fight for every day.

They have everything stacked up against them, and they have every reason not to hope. And yet, when I ask about their dreams they have answers ready to give. When I ask what they hope will happen, they are quick to respond. There is no hopeless silence.

One woman is working toward having her home exactly the way she wants it to be. Another hopes to learn to read and write this year for the first time in her life. Another is finally getting to a place where she feels her daughter will be healthy and grow in peace. Yet another just became a mom for the very first time and she has hopes that her young son has a long and happy life ahead of him.

There are days when I want to despair because the world is so far from being right. So much is wrong, and twisted, and scarred. But these women inspire me to remember that so much is right, and so much has been redeemed, and so much is bursting with life, and there is so much hope to be found even in the darkest corners of this world.

His birth so many years ago brought hope enough to sustain us through the dark years, and the silent seasons. His hope gives us eyes to see that the lowest moments need not be the ones that make us who we are, instead they give us the opportunity to hope and to learn to live in what hope means.

Words cannot convey all that these beautiful women have taught me this year, but I hope that somehow they can teach you too. The story is never over, the past is never too dark, and there is always a reason to hope.

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Vivimos en tensión. Tensión entre la primera venida de Cristo y Su retorno. Tensión en un mundo que espera que las cosas cambien para mejorar, pero que cada vez más se ve como las cosas se ponen peor. Vivimos y luchamos en este lugar.

Mientras entramos en la época navideña, esa lucha y ese anhelo se vuelve algo en lo que meditamos y en la primera semana de la época queremos centrar nuestros pensamientos en la esperanza.

Esperanza que las promesas que Él nos ha hecho se harán realidad. Esperanza que hay mejores días delante de nosotros. Esperanza que en el final Él ganará y no nuestras dolorosas circunstancias. En esta época estoy aprendiendo mucho sobre la esperanza de varias mujeres valientes.

Las mujeres que trabajan en nuestra microempresa de ¨Free the Girls¨ han tomado decisiones basadas en la esperanza. Han decidido que el abuso y la explotación de sus pasados no serán los momentos que las definan. Han decidido vivir y caminar en esperanza y la esperanza es aquello por lo cual pelean cada día.

Parecieran tener tantas cosas en su contra y razones suficientes para no tener esperanza; sin embargo, cuando les pregunto sobre sus sueños, sus respuestas están en la punta de su lengua. Cuando pregunto lo que esperan que pase, responden rápidamente. No hay ningún silencio que indique desesperanza.

Una mujer está trabajando con el propósito de tener su hogar exactamente como ella lo desea. Otra, espera aprender a leer y escribir este año ¡por primera vez en su vida! Otra, está finalmente llegando al lugar donde siente que su hija será sanada y podrá crecer en paz. Otra mujer acaba de convertirse en madre por primera vez y tiene la esperanza que su bebé varón tenga una vida larga y feliz delante de él.

Hay días cuando me siento desesperada porque el mundo está tan lejos de estar bien. Hay tantas cosas que están yendo mal, que son retorcidas y provocan temor, pero estas mujeres me inspiran a recordar que también hay tanto que está bien, hay tanto que ha sido redimido, tanto que está estallando con vida, y hay tanta esperanza que necesita ser encontrada aún en el lugar más oscuro y recóndito en el mundo.

El nacimiento de Jesús hace tantos años trajo consigo suficiente esperanza para sostenernos en los años oscuros y las épocas silenciosas. Su esperanza nos da los ojos adecuados para ver que los momentos más bajos que vivimos deberían ser los que nos hagan ser quienes somos, pues nos dan la oportunidad de tener esperanza y aprender a vivir conociendo su significado.

Las palabras no pueden expresar todo lo que estas hermosas mujeres me han enseñado este año, y espero que de alguna manera ellas puedan enseñarles a ustedes también. La historia nunca termina, el pasado nunca es tan oscuro y siempre hay una razón para tener esperanza.